Retraso madurativo

Retraso madurativo

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Entre las causas más comunes del retraso madurativo encontramos factores genéticos, infecciosos o hormonales, haber nacido con bajo peso o prematuramente, haber sufrido traumatismos, por falta de estimulación en su ambiente, o por una crianza inadecuada (hábitos como el control de esfínteres o autonomía se retrasan por el descuido o por la sobreprotección de los padres).

Por eso es tan importante mantenerse atentos a cualquier señal que pueda indicar una alteración del desarrollo infantil, ya que de esta manera se podrá comenzar cuanto antes la intervención.

 

Señales que alertan en el primer año de vida de un retraso madurativo

  • Inicia el gateo después de los 12 meses o incluso más tarde.
  • Después de su primer año empieza a balbucear sus primeras palabras.
  • Muestra desinterés por jugar, enseñar sus juguetes y aquello que le interesa.
  • No reacciona cuando le llaman por su nombre.
  • No sabe imitar sencillas acciones, sonidos o ritmos.

 

Señales que alertan a partir del segundo año de vida de un retraso madurativo

  • Empieza a dar sus primeros pasos, cuando sus coetáneos ya caminan.
  • No se integra en el juego con los niños de su edad.
  • Ni entiende ni practica el juego imaginario.
  • Le cuesta mantener la concentración, por lo que no sigue conversaciones largas o cuentos explicados por los padres.
  • Su concentración en una actividad no perdura más de 10 minutos.
  • No puede seguir órdenes sencillas, ni tampoco aquellas que impliquen más de una ejecución.
  • Presenta un vocabulario escaso, por lo que no realiza respuestas muy elaboradas.
  • No sabe expresar con palabras cómo se siente anímicamente ni físicamente.

El retraso madurativo no debe considerarse como un problema grave, ya que con la estimulación adecuada y el paso del tiempo suele normalizarse el ritmo de desarrollo en la maduración del niño.